domingo, 13 de septiembre de 2009

El Hombre mosca

Tarde. 12 de septiembre de 2009. Me dirijo a la Cineteca Nacional para presenciar un evento nuevo para mí: presenciar la proyección de una película muda de 1923 musicalizada en vivo por una banda de rock que me gusta mucho, Monocordio. El maestro Fernando Rivera Calderón poniendo ambiente junto a los talentosos músicos que forman la agrupación.

El proyecto de la Cineteca se llama “Bandas Sonoras” Cine mudo a ritmo de rock. En este caso se presenta la película “Safety last” (titulada en español como “El hombre mosca”) protagonizada por el clásico cómico Harold Lloyd.

Vengo llegando a las instalaciones de la Cineteca como a las 17:40. Ayer quise comprar mis boletos con anticipación pero me dijeron que se compran al día. Bueno, me compré la agenda de las funciones del mes. La función empieza a las 19:00. Para cualquiera que asistiera a la cineteca sin saber del evento nocturno le hubiera parecido que estaban regalando algo, por la cantidad de gente que estaba en el pasillo de entrada.

Falta casi una hora y ya estoy en una fila que ya lleva fácil 60 personas. Qué bueno que comí en casita.
Han pasado pocos minutos y aparece gente por doquier, más y más gente. La fila llega hasta más allá de la taquilla, que de donde estoy hasta allá son más de 30 metros. Un señor que está frente a mí dice: “En diez años que he venido a la Cineteca (regularmente) nunca había visto tanta gente como hoy, o una fila así”. Yo ya lo esperaba.

Es mi primera vez solo en la Cineteca, pero aún así me siento como en familia, con tantas personas cinéfilas y, parece ser, muchas más amantes de la buena música.

Leo un libro mientras espero y de fondo se escucha el llamado “soundcheck”. Veo a la gente ir y venir. Niños de todas las edades, los ubicaría entre 5 y 80 años. Amantes del arte.

Llega la hora. Caminamos hacia la entrada. Busco un buen lugar, en la parte de en medio, junto a los que arreglan el sonido. Me acomodo y aguardo. Volteo a ver como se va llenando la sala. Parece que la gente sale debajo de las butacas. En un dos por tres la sala está literalmente a reventar. Calculo como 300 o más personas en la sala. 7:10 y sale Miguel Solís de Interferencia 710 a.m. para presentar a Fernando Rivera Calderón. Ovacionamos, aplaudimos, chiflamos. Fernando se presenta. Presenta el filme y se va a sentar a su piano. Los demás músicos toman su instrumento: trompetas, guitarra eléctrica, flauta, batería y contrabajo. Apagan las luces. Inicia la proyección y Monocordio interpreta la entrada de las películas de la Twentieth Century Fox. Con el paso de las escenas cambian las notas y los ritmos. Utiliza sampleos sonoros de sus propias canciones como “Escalera” y “La hora del tiempo”. En algunos momentos pide la colaboración del público con aplausos, para simular los del filme. La película sigue y Harold Lloyd continúa haciendo reír a carcajadas después de más de 80 años de su magistral actuación. Verdadero arte. Arte.

Llega la escena mágica. La recordada. La clásica del cine mudo. La que hizo entrar a Harold Lloyd entre los inmortales: escalar el edificio y, como dijo Fernando Rivera, “arriesga el pellejo, y no el que ustedes están pensando eehh” Monocordio se avienta las notas de la canción de Spiderman, mientras “el chico” sube por la pared. Llega a la cima. Se golpea la cabeza. ¡Se cae, se cae! Queda en silencio la sala. Se cae. Silencio. Se cae. Se oye el grito de angustia de una niñita y todos se ríen. La música regresa y no digo más de la trama (anti-spoiler), mejor los invito a que la consigan.



La película termina y todos ovacionan y aplauden a los músicos. Magistral actuación. El aplauso se prolonga. Algunos nos ponemos de pie. Fernando agradece y todos hacen la reverencia de gratitud al público. Se preparan para la siguiente, segunda y última función. Se van. Me voy. Nos vamos.

Camino por la calle oscura. Por Coyoacán en la noche. Es mi segunda vez. Camino mirando al cielo, buscando la Luna. Pero por más que busqué y busqué no la encontré. Sólo nubes y un par de estrellas. Suficiente. 9:15 Una noche cálida (y no por el clima) y feliz.
Al final digo:

Me encanta el cine.

1 comentario:

  1. ay siii, yo si fui a ver a Monocordio. Envidiosador!
    Ah si? Ps yo me fui a la fiesta de mi primita y organice los juego eh!
    jaja ok basta con la ardida d acá.
    Que genial que hayas ido, debio ser increible.
    Además de que Coyoa can de noche es perfecto para terminar con tu esplendido día. :)

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